El fuerte temporal que ha envuelto estos últimos días los Andes del Ecuador nos ha traido un regalo maravilloso, una especie de máquina del tiempo, a través de la cual se nos ha permitido apreciar a los Andes de manera similar como debieron haberse visto hace unos siglos atrás.

Durante los siglos XVIII y XIX grandes exploradores como Humboldt, Wolf, Stubel estudiaban los rincones de cada montaña, nevado y volcán andino, a la par grandes pintores como Church, Salas o Martinez los retrataban de manera sublime. Ambos grupos maravillandose a cada paso y en cada trazo por la impresionante topografía coronada por las "nieves perpetuas" de las grandes montañas como el Chimborazo y Cotopaxi y hasta presente en el macizo del Pichicha, de los Ilinizas, del Tungurahua o Cariuhairazo.

Glaciares que hoy en día han mermado su volumen en grandes cantidades y en otros casos han desaparecido por completo debido en gran parte a la actividad humana a partir revolución industrial en el siglo XVIII y la cual se ha venido a incrementar durante los últimos 100 años debido a la quema de combustibles fósiles y desarrollo de la industria alimenticia que permite mantener la voragine de crecimiento economico de la sociedad actual.

La pérdida de los glaciares andinos no solo nos ha dejado graves problemas en la dotación de agua de riego y consumo humano sino que a afectado clima local, cambiando los ritmos de siembra/cosecha y sobre todo nos ha dejado un paisaje diferente, sin una porción de belleza que no tiene precio.

Pero gracias a esta época de frío en los Andes las nevadas han vuelto a cubrir temporalmente con un ligero manto de nieve las altas cumbres, permitiendome retratar con la cámara a los desaparecidos y mermados glaciares. Les presento algunos paisajes de los Andes ecuatorianos que seguro tienen cierto parecido a lo que vio Humboldt hace casi de 200 años en su paso por la Avenida de los Volcanes.